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sábado, 14 de noviembre de 2015

Mis reflexiones: La importancia de leer

La importancia de leer

Hoy en día veo cierta preocupación en el mundo por lograr que la gente común y corriente no pierda el hábito de la lectura. El problema es que nunca lo han tenido, salvo algunas excepciones. 

Quizás el azar puso un libro en mis manos cuando era muy joven, antes de que el sistema educativo lograra corromper mi mente. No creo ser el único, muchas de las personas asiduas a la lectura recibieron muy jóvenes algún libro que les cambió la vida.



El problema de la poca costumbre de leer, tiene su origen precisamente en el sistema educacional, que paradójicamente es el responsable de nuestra educación. El hecho de que un sólo profesor enseñe masivamente un tema en particular a un amplio universo de estudiantes implica que el sistema de enseñanza no se enfoca específicamente en un alumno concreto, sino que en un alumno promedio, vale decir, un ente ficticio que reúne las características comunes de todos los estudiantes. Y a ese ser imaginario está dirigido el método de enseñanza.
Todos los estudiantes, tienen cosas en común, que los hacen semejantes entre sí y por lo tanto la lógica de las personas que deciden el sistema educativo de un país dice: Sí, es aplicable.  Pero curiosamente han limitado a un cierto número de estudiantes por salón, al parecer se han dado cuenta de que al aumentar el número de estudiantes el modelo educativo pierde eficacia. La verdad es que nunca la tuvo. Enseñar de esa manera es como jugar a los dados. El profesor tira los dados y sale el número tres, pero sólo a unos cuanto estudiantes les interesará ese número, mientras los otros permanecerán indiferentes.

Todos esos estudiantes son niños o son jóvenes, son personas reales pertenecientes a un mundo caótico e irracional. Homogeneizar su educación en base a las pocas características que los asemejan es un error. Esto ocasiona que a temprana edad a los niños se les imponga lo que deben estudiar, aprender y leer. La constante imposición de temas que no les interesan ha ido grabando en el inconsciente colectivo que leer y aprender es aburrido y tedioso. Todos aprendemos de manera diferente, la educación debe ser personalizada.

Cuando uno dice "yo soy lector" "a mí me gusta leer" significa que tengo "interés" en ciertos temas y por eso leo, no porque alguien me lo imponga. Cuando nos interesa algo, logramos que toda nuestra atención se centre en ello. Todos nuestros sentido están receptivos. En conclusión: "aprendemos".

Así como el mundo está lleno de personas diferentes, en donde ninguna aprende de la misma forma que otra, en donde ni tú ni yo somos el mismo de ayer, existe un instrumento del hombre capaz de amoldarse a este constante cambio. En palabras de Borges:

De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación.

Existen en múltiples variedades y géneros. Dispuestos a ser descubiertos por la persona indicada en  el momento indicado, donde autor y lector se funden en un diálogo de entrega y recepción de conocimientos, experiencias, virtudes, alegrías, valores, entre muchas otras enseñanzas. Porque un libro es una parte del vasto universo de una persona. Para escribir un libro el autor debe ser un entendido en un tema específico y traspasa toda su experiencia, tanto lo que ha vivido personalmente como lo que imagina. Los libros vuelven a las personas innovadoras y creativas, las llenan de magia y fantasías, les muestran que el universo no tiene límites, que los planos euclidianos pueden romperse.

Esa educación personalizada, que le hace falta a cada uno de nosotros durante toda nuestra vida y que complementa a la escuela y a la universidad la encontramos en los libros, son millones de tutores esperando por nosotros.

Es por esto que jamás he creído que la literatura juvenil e infantil carezca de importancia. Al contrario, son fundamentales para evitar que niños y jóvenes se dejen atrapar por el sistema educativo. Les entregan esa enseñanza que necesitan, generando el interés que los ayuda a concentrarse.
Cambiamos cada día, a cada minuto, a cada segundo y siempre habrá un libro indicado para ese momento. 

Ricardo Carrión

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