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martes, 24 de mayo de 2016

Reseña Nº 80: Orgullo y Prejuicio

Orgullo y Prejuicio (1813)

Jane Austen (1775-1817)
Ediciones B
Sello Bruguera
432 Páginas
ISBN: 978-987-627-593-4
Clásico romántico


Esta novela nos trasporta en el tiempo hasta la Inglaterra de principios del siglo XIX. Jane Austen, contemporánea de aquella época, retrató la realidad de su entorno y lo plasmó en una historia que representa principalmente a las mujeres de clase alta y media alta de aquellos tiempos. 

El contraste de la vida de aquellas mujeres con las de nuestra época actual es enorme; para poder abandonar el núcleo familiar, dependían del matrimonio. Estaba profundamente arraigado en la cultura popular que las jóvenes debían casarse y vivir de la renta de su marido y de una dote otorgada por su familia, para así tener una vida libre de preocupaciones económicas, en donde se encargaban de dirigir la casa, asistir a bailes, dar paseos, leer, jugar a las cartas y un sin fin de actividades para matar el tiempo. 

"No era ni inteligente ni simpático, su compañía era pesada y su cariño por ella debía ser imaginario. Pero al fin y al cabo, sería su marido". Pág. 150.

A pesar de que en nuestros tiempos la mujer ya no depende del matrimonio, hay  ciertos elementos de la novela que no cambian, son atemporales, como, la vanidad, el arribismo, el interés, el orgullo y el prejuicio. A pesar del tiempo, siguen presentes en nuestra sociedad. Esta historia habla de la superación, de lograr dominarlos, con la ayuda de la verdad, la amistad y el amor. 

Elizabeth Bennet, la protagonista de esta historia, pertenece a una familia de clase media alta. Los Bennet son pequeños propietarios que aspiran a subir su estatus a costa del matrimonio de sus cinco hijas. Y no sólo eso, al no existir un hijo varón, la muerte del señor Bennet significará que la propiedad será heredada por su lejano primo Collins. Esta situación aumenta aún más el deseo de la señora Bennet de casar lo mejor posible a sus cinco hijas. En orden de edades la mayor es Jane, una mujer muy sensata, que destaca por su belleza y buen corazón; Elizabeth no tiene pelos en la lengua, y si algo no le parece bien, no tiene problemas en decirlo, rompe con los convencionalismos de aquella época, sentando las bases de la mujer moderna; Mary, es una chica algo torpe que se dedica mucho a estudiar para superar sus limitaciones; las menores, Lydia y Catherine son las menos sensatas de la familia, algo alocadas, muy alegres, cuyo fin en la vida es poder casarse, disfrutan de los bailes y adoran los sombreros y perseguir oficiales.

La vida transcurre tranquila para ellos hasta que se muda un nuevo vecino al barrio. Un acaudalado joven llamado Bingley, llega al lugar y se vuelve la gran oportunidad para muchas familias de casar a alguna de sus hijas con él. Bingley es de clase alta y viene con su amigo Darcy, un joven bastante orgulloso que posee una renta mucho mayor que la de su amigo, pero sus modales distantes lo hacen acreedor del rechazo de las mujeres. Bingley finalmente queda flechado de la mayor de las Bennet, Jane, quien también ve con buenos ojos al cariñoso señor Bingley. Su relación será dificultada por la molesta familia de Bingley y por el propio Darcy, que ven en Jane una mujer oportunista, acompañada de una familia con poca clase, por lo que harán lo posible por separarlos. Lo que provoca irremediables malos encuentros entre Elizabeth que quiere la felicidad para su hermana y Darcy que pretende proteger a su amigo.

La novela va aumentado su complejidad al aparecer personajes que intentarán enamorar a Elizabeth, como el joven Wickman y Collins. Que harán lo posible para alcanzar sus objetivos. Las relaciones con estos personajes casualmente terminan haciendo conocer a Elizabeth detalles del pasado de Darcy y a su lejana parentela, lo que llenará a la joven de muchos prejuicios en contra de Darcy, convirtiéndose sus reiterados encuentros en un tira y afloja, que lentamente irá sediento cuando uno comience a dejar de lado el orgullo y la otra sus prejuicios.

"Llegó a avergonzarse de sí misma. ...había sido parcial, absurda, había estado ciega y llena de prejuicios". Pág. 243.

El hilo conductor de esta historia es el amor, pero su fuerte es la crítica que hace Austen a los convencionalismos de su tiempo. Nos lleva a través de la historia a ponernos en la piel de sus protagonistas. A sentir la presión por un tipo de matrimonio donde prevalece lo económico y no el amor. Las familias más humildes presionan a sus hijas para que se casen con personas acaudaladas y las familias ricas presionan para que se casen con alguien de su misma cuna, menospreciando a las familias con menos ingresos. Austen con maestría critica el tema de las brechas económicas, golpeando fuerte la mesa en contra de las diferencias entre clases sociales, con una ironía y un sarcasmo elegante. 

"A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede fiar de las apariencias de bondad e inteligencia." Pág. 162.

Cada una de las hijas del matrimonio Bennet representan el estereotipo de mujer de aquellos tiempos. Los sueños, las fantasías y las actitudes de cada una de las hermanas Bennet son una suerte de hipérbole de Austen para resaltar lo que a ella le desagradaba de sus contemporáneas. Haciendo la excepción con Elizabeth, que representa todo lo que la autora esconde en su corazón. Lizzy es la que  través de sus ojos provoca en el lector el sentido común, que ve desde fuera todo lo que está mal en aquella sociedad, y no sólo se da cuenta, sino que hace algo para cambiarlo. Lizzy no teme a la soltería, ella se quiere casar por amor y no por conveniencia, no teme contestar cuando debe hacerlo, no finge actitudes para complacer a los demás, no acata las normas protocolares para satisfacer a los más ricos. Todo lo que ella hace es para sí misma. 

"No estoy decidida más que a proceder del modo que crea más conveniente para mi felicidad sin tenerla en cuenta a usted ni a nadie que tenga tan poco que ver conmigo". Pág. 401.


Su propia personalidad la llevará a vivir una de las historias románticas más hermosas de todos los tiempos. Austen invita a las mujeres de su tiempo a cambiar, las incita a que rompan con todos los convencionalismos existentes, que no necesitan seguirlos para alcanzar la felicidad.

No se me hizo pesado leer este libro, al contrario, me gustó mucho la historia, los personajes están muy bien estructurados, hay un trabajo meticuloso tras cada uno de ellos. Hay escenas con diálogos fabulosos, que los volví a leer de puro placer. Me pareció muy inclinada a la sátira, me saco varias sonrisas con las actitudes de ciertos personajes, lo que refrescó mucho la lectura. Realmente la historia engancha, tiene sus momentos de emoción hacia el final que aumentan un poco el ritmo de la historia. El final es precioso, con una suerte de epílogo que me pareció perfecto para comprender el destino de todos los personajes. 

Muchas gracias a Ediciones B Chile por el envío del ejemplar











1 comentario:

  1. La primera novela de Jane Austen que leí, me hizo adorarla para toda la vida. Qué manera tan elegante de hacer una crítica despiadada del materialismo de la sociedad de su tiempo, sin decir una palabra más alta que otra, y sin salirse nunca de los límites que eran supuestamente adecuados para que leyeran sus libros las mujeres de su época. Una auténtica maestra

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